SI QUIERES CONOCER EL PORQUÉ DE LA ELECCIÓN DEL TÍTULO DEL BLOG, Y SABER MÁS SOBRE MI, ENTRA AQUI


domingo, 29 de septiembre de 2013

Sonríe...¡por favor!




 A la una de la madrugada, Pepe recibe una llamada de su  novia.
   - Hola cariñito, ¿qué haces?
   -¡Pues que voy a hacer, amor mío!. ¡Pensar en tí!
   -¿Y que vas a hacer ahora "pocholín"?
   - Pues mira, cielito, estaba a punto de meterme en la cama, para soñar contigo.
¿Y tú qué estás haciendo, ¡mi amor!?
   ¡¡¡Pues yo estoy en la Discoteca,exactamente, detrás de tí !!!


 

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Luna...rota




La luna rota, se baña
entre los juncos der río,
y en cada trozo se mira
perdida en el mismo río

Mil trozos de luna, corren
hacia el remanso del río
y mil imágenes lleva
arrastrándolas consigo.

Luna juguetona 
que esperas la noche
cuando el sol se ha ido,
para hacer tus travesuras
y enamorar con tus guiños.

Luna de España, señora,
que iluminas los caminos
del peregrino en la noche,
del que está solo y perdido,
que arrullas enamorados
y adormeces a los niños.

La luna rota se mira
en mil pedazos del río,
y cánticos de sirenas
acompañan su camino.

Tímido el Sol, a lo lejos,
se asoma,
y la Luna que lo ve
se coloca su vestido.
Recoge los mil pedazos
arrastrados por el río,
y se eleva señorial
hasta el confín del olvido,
hasta que otra vez, la noche
la refleje sobre el río.


Rosi, en Madrid a 18 de septiembre de 2013

viernes, 13 de septiembre de 2013

Septiembre...y vendímia




Aunque han pasado muchos años, Septiembre siempre me trae  aromas especiales y recuerdos dormidos de mi niñez.
En el pueblo de mis abuelos, como en tantos otros de Castilla, se esperaba con alegría la llegada de Septiembre, época de vendímia.
Recuerdo la vendímia como una gran  fiesta.
Recuerdo los grandes carros y carretas, (a mí me parecían inmensos) cargados de enormes cestos y serones vacios que salían al amanecer para volver a la caída de la tarde llenos a rebosar de preciosos racimos de uvas.


Era una romería de carros y carretas, todos cargados de gente, familiares y vecinos que iban a ayudar y a celebrarlo,. Porque como a una fiesta, se invitaba a la gente.
Recuerdo que los niños, como siempre haciendo de todo un juego,hacíamos el viaje metidos en los cestos.
Todo era alborozo, canciones y alegría, a pesar del enorme trabajo que ello suponía, pues todo se hacía a mano.
Recuerdo la vuelta a casa con los carretones llenos, pero no recuerdo donde volvíamos los niños, al volver los cestos llenos, ¡porque volvíamos todos!.


En casa de mis abuelos había un gran lagar, donde el resto del año jugábamos a mil y un juegos.
Allí iban volcando los racimos y mis primos mayores, mis tios y algunos vecinos, pisaban y pisaban descalzos las uvas. (Siempre pensaba si se habrían lavado antes los pies...)
Al acabar la jornada había una cena familiar donde todos cabíamos en la mesa grandísima que preparaban en la enorme cocina.
Todos se acostaban pronto para reanudar la taréa al día siguiente. Los niños rotos de no parar de correr todo el día, dormíamos como lirones, y al día siguiente, al romper el día, otra vez se repetía.
El último día había baile en la plaza.
Desconozco el proceso que seguía después de pisar la uva porque para nosotros, los niños, eso ya no era diverido.


Lo que sí recuerdo era la bodega del abuelo, con sus barriles de madera y muchas, muchas botellas.
Había que bajar una empinada escalera que a nosostros, no nos dejaban bajar solos, ¡es muy peligroso -decían- si se cierra la puerta os quedais encerrados y podeis morir por los gases!.
No había más que decir, la bodega era algo prohibído y yo jamás bajé sola, y estoy segura que ninguno de mis hermanos ni mis primos lo hizo.
El olor que salía de aquella bodega era un olor especial,al que no  puedo dar un nombre, ¿rancio?, ¿agrio?, ¿espeso?...no sé pero aún lo evoca mi nariz.
Los tiempos han cambiado y supongo que la tecnología habrá cambiado también el sistema de la vendímia: menor trabajo y mayor rendimiento. Y esto indudablemente es progreso.
Pero..., volvemos a lo de siempre. A cambio perdemos en contacto humano. Perdemos hacer del trabajo un rito y una fiesta familiar y comunal. Perdemos que los niños de las nuevas generaciones puedan disfrutar de estas vivencias tan sanas y positivas, y que a mi modesto entender, no son reemplazables por nada, pues creo que la unión en el trabajo y el esfuerzo, es la cuna de muchos valores.

¡¡¡EN LA NIÑEZ DE MI GENERACIÓN,FALTABAN MUCHAS COSAS, PERO DISFRUTAMOS A TOPE DE LAS QUE TENÍAMOS!!! 

   

martes, 10 de septiembre de 2013

El libro...y la flor





Al abrir un libro
encontré una flor
que el tiempo, y los años,
cambió de color.

Recuerdos de amores
que el viento llevó.
De primeros besos...
de primer amor...

Hoy está marchita
como aquél amor, 
pero aún guarda el cariño 
de quien me la dió.

Guardaré este libro
y con él, la flor.


Rosi, en Madrid a 11 de Septiembre de 2013



domingo, 8 de septiembre de 2013

¡Ánimo...Madrid!



Hoy Madrid ha amanecido... ¿triste?
No, esa no es la palabra. Creo que la palabra correcta es "desilusionada".
Sí, eran muchas las ilusiones que se habian puesto en estos juegos del 2020 y que se han quedado rotas a los pies de la Puerta de Alcalá, vestida como nunca majestusa,  de gala, para tal evento.
¡Que se le va a hacer!. Hubiera sido maravilloso ganar y vivir un Madrid Olímpico, pero hay que saber perder y los madrileños también sabemos hacerlo.
Seguiremos mirando todos los días nuestro precioso cielo azul, y cada uno de nosotros le iremos poniendo, cada día, una pincelada de "Verde Esperanza" , hasta conseguir ese sueño Olímpico .
Porque lo que está claro es que lo que se persigue con ahínco y tesón  se consigue. Antes o después pero se consigue.
Así que, ¡ánimo y adelante!. Tenemos una ciudad preciosa y unos deportista "como la copa un pino" .
Y mientras tanto , nuetro slogan:

                              "DE MADRID...AL CIELO"

martes, 3 de septiembre de 2013

Jugando...con Rubén





Vuelan, vuelan, vuelan
los pajaritos.
Vuelan, vuelan, vuelan
todos juntitos.

Pían, pían, pían
los pajaritos.
Pían, pían, pian
todos juntitos.

 Comen las miguitas
    que les dan los niños,
 y beben en los charcos
de los caminos.

No temen la lluvia,
ni al sol, ni al frío.
Entre las ramas
hacen sus nidos,
y allí viven felices
y calentitos.


Rosi, en Madrid a 3 de Septiembre de 2013