El día 20 de marzo, después de un largo, pero que muy largo viaje, llego la Prima Vera.
Todos esperábamos ansiosos su llegada y salimos a recibirla muy contentos.
Ella llegó despanpanante, como siempre:
Su aspecto era radiante, pues los primeros, y ya cálidos rayos de sol, empezaban a dorar su piel resaltando sus sonrosadas mejillas.
Vestía un precioso traje verde y un sencillo sombrero la protegía la cabeza de los primeros rayos de sol.
La envolvía un ligero perfume a campiña fresca y su pelo ondeaba al son del viento que la acompañaba, ya sabeis, estámos en Marzo y el refrán se cumple: " Marzo ventoso ..."
Uno de los asistentes a su encuentro la obsequió con un diminuto ramo de de las primeras violetas, que madrugadoras, habían emergido en un recodo.
De los lejanos lugares que visitó, solo nos trajo de recuerdo miles de semillas que, al abrir su equipaje, se esparcieron por el suelo.
La mañana estaba apacible pero miles de nubecillas corrían por un cielo azul, empujadas por una suave y cálida brisa.
Y alguien dijo: - Prima Vera, parece que contigo has traído la lluvia-. Y así fué.
Una agradable y fina lluvia comenzó a caer y nos obligó a entrar en la casa, pero el Sol empezaba ya a mostrar su fuerza y pronto desterró a las nubes quedándose conmo dueño y señor del azul inmenso .
El aire se llenó de trinos recien estrenados, y a lo lejos un tímido arco iris llenó de brillantes y preciosos colores el Horizonte.
La Prima Vera, sonriente, se sentó en una de las hamacas del jardín, cerró los ojos y se dispuso a esperar a que las flores los pájaros y las mariposas lo llenaran todo.
¡¡¡FELIZ PRIMAVERA!!!